Uno de los retos más importantes para cualquier tipo de organización es hacer llegar su mensaje al público al que va dirigido. Da igual que se trate de un anuncio en los medios masivos de comunicación, una convocatoria para la reunión de la semana que viene o la nueva estrategia corporativa a corto, medio y largo plazo. Todos ellos son mensajes importantes cuando se trata de crear una imagen y una cultura propia.

A veces, el problema es el medio por el que se trasmite; puede que tu público no esté en el sitio en el que creías que estaba y tu mensaje no llegue, pero eso es relativamente fácil de solucionar. Si tu anuncio no se emitía a la hora correcta o la convocatoria colgada en el tablón de anuncios no funcionaba puedes cambiar la hora de emisión o enviar la convocatoria por correo electrónico… Pero, ¿qué pasa cuando el problema reside en el mismo mensaje?¿qué pasa cuando el mensaje llega a tu audiencia pero ésta no le hace caso, lo ignora o, simplemente, «no lo ve»?

En estos casos los motivos pueden ser muchos pero a continuación vamos a comentar algunos de los más evidentes:

El mensaje es demasiado complejo o hay demasiados mensajes en una sola comunicación

Uno de los principales problemas a la hora de hacer llegar un mensaje a un público es que se quieren decir tantas cosas que ningún mensaje de los que se lanzan queda en la mente de la audiencia. Este es el caso de la publicidad que quiere destacar tantas características de un producto que termina por no resaltar ninguna… y el mensaje se vuelve confuso.

Pero vamos a ver una prueba empírica de esto, cuál de las dos siguientes imágenes te parece que transmite mejor su mensaje, ¿esta primera?

¿O esta?

Mantén tu mensaje tan simple y directo como sea posible. Siempre estarás a tiempo de elevar el grado de complejidad.

El mensaje no tiene una estructura clara

Otro de los problemas habituales es que el mensaje no tenga una estructura que facilite su comprensión.

Es posible que los argumentos sean los indicados, el medio por el que los vas a comunicar el más adecuado para el público objetivo y que los recursos de soporte (imágenes, videos, música…) generen interés y atracción… pero como la estructura del mensaje no sea coherente es posible que la comunicación no tenga éxito.

A nivel público los mejores ejemplos de mensajes sin una estructura clara se pueden encontrar en… ¡Sorpresa!¡¡¡Discursos políticos!!! Y por si no te viene nada a la cabeza te dejo con unos segundos que pasarán a la historia de la política por la simplicidad, la gran estructura del mensaje transmitido y el impacto producido en toda la sociedad:

 

Bromas a parte, diseñar la estructura del mensaje antes de desarrollarlo proporciona unos cimientos sólidos y una estructura sobre la cual edificar un mensaje claro y convincente.

¿O te crees que este artículo se ha escrito del tirón? 😉

Los recursos de apoyo que utiliza tu mensaje no son los adecuados

Si intento persuadir a un cliente de que compre un vino francés, lo lógico es que por megafonía suene música francesa (bueno… quizás no es tan lógico pero si te interesa el neuromarketing puedes revisar el documental de TVE «El imperio de los sentidos» o preguntar a nuestra Sílvia 😀 ).

Pero, dejando de un lado el detalle interesante sobre la modificación de las tendencias de compra en el punto de venta, la verdad es que los recursos de apoyo como canciones, videos, aromas u otros tienen que acompañar el mensaje. Tan contraproducente puede ser intentar vender un artículo de lujo con lo último de Bustamante sonando por los altavoces y un fuerte olor a fritanga en la tienda como intentar vender un McMenú con un empleado vestido de Armani.

Al final, si quieres ilustrar un artículo, tienes que buscar imágenes que transmitan aquello que quieres que transmitan, que conecten con la audiencia potencial. Si utilizas un video, intentar que este genere una reacción (positiva o negativa, depende de tu objetivo). Y si utilizas otros recursos, como mínimo, comprueba que el efecto en los receptores del mensaje sea el que tu quieres que sea.

Y, como punto añadido, intenta que todo aquello que has explicado, quede integrado y tenga un final redondo… y no, no me refiero a esto:

 

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